miércoles, 30 de diciembre de 2015

[Star Wars] Episode III. Revenge of the Sith

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Tras el repaso a La Amenza Fantasma y El Ataque de los Clones, hoy es el turno del último episodio de la primera trilogía Star Wars, La Venganza de los Sith. Y puedo decir sin miedo a equivocarme que sin duda para mi (y espero que estéis de acuerdo conmigo) es el mejor de los tres. Aunque eso no significa que George Lucas no metiese la pata con alguna cosa.
Me ha gustado lo de ir por orden, así que voy a hacer lo mismo que en los dos post anteriores. La historia empieza con Palpatine secuestrado por Dooku y Obi-Wan y Anakin llegando a su rescate, al igual que en las dos anteriores la primera escena ya es de acción aunque en este caso la “dama en apuros" no es Padme, sino el (cabronazo del) Canciller. Con este telón de fondo se nos presenta un personaje nuevo que, aunque en esta película no tiene mucho juego, en la serie Clone Wars es un puntazo. Hablo del General Grievous, el ciborg con pintas de araña que puede luchar con (no uno, ni dos, ni uno doble) cuatro sables láser y encima presume de coleccionar los de sus víctimas. Pero igual que pasa en sus predecesoras, la primera aventura de los héroes sale bien y regresan a Coruscant tras haber matado a Dooku, pero no haber conseguido atrapar a Grievous.
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A partir de este punto la historia avanza a pasos agigantados (al mismo ritmo que crece la barriga de Natalie Portman). Descubren al Lord Sith, cae la República, aparece el Imperio, los clones cambian de bando, exterminan a los Jedi (la escena de Anakin en el templo es devastadora por cierto) y mientras tanto Padme llora. Creo que mi mayor problema con esta película es que un personaje tan luchador y decidido como es Padme, en las dos primeras películas, se pase los 135 minutos de película llorando (chica componte un poco que si tu hija se enterase ¡se avergonzaría de ti!). Llegamos a la escena final que podríamos titular “El temible cruce de duelos entre El Bueno y El Malo y la Pulga Verde y la Uva Pasa”. A pesar del título cómico que le he puesto, esta es mi parte preferida. Además de que supone el desenlace final, es aquí donde podemos deleitarnos con los efectos especiales. El planeta volcánico Mustafar y los discos del senado volando por los aires mientras Yoda los esquiva… ¡Son una fiesta para la vista! (pensad que era del año 2005, que ahora no venga un listo a decirme “pues Avatar mola más”). Y nos plantamos sin darnos cuenta en el final donde se nos presenta, por fin, a Darth Vader y se crea el enlace con el Episodio IV, dejando a Luke en Tatooine y a Leia en Alderaan. En este momento no queda otra opción que ver a los Jedi supervivientes esconderse y dejar la galaxia en manos del legendario Villano, hasta que surja en el desierto una nueva esperanza.
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El mayor problema de este episodio es que tiene demasiadas cosas que contar y las más de dos horas que dura son escasas e intensas (vamos, que si parpadeas te lo pierdes), aunque eso es culpa de las dos películas anteriores que no cumplieron su función (sobretodo la segunda).
A modo de conclusión y frikada, ¿os habéis fijado en el trasfondo político que tiene Star Wars? Es básicamente la historia de como a base de engaños, corrupción y triquiñuelas un pueblo cede su libertad en favor de un energúmeno (la uva pasa), a cambio de una supuesta paz…
“Así es como muere la libertad, con un estruendoso aplauso” Padme Amidala
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Esta imagen de regalo para los que se quieran reír un poco.

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